Hoy salí a manejar por el barrio, estacioné solita y me salió bien, pero me transpiré toda. Después estuve leyendo al denso de McQuail. Estaba a punto de quedarme dormida mientras tomaba mate en la cama. Para despertarme busqué excusas para no leer. Excusas, no sirven; dicen por ahi. Enganché unas hojas, acomodé papeles, encontré algunos asuntos convenientemente pendientes. Y asi apareció de repente mi musa preferida. Estuve leyendo a Platón y su alegoría del sol.
El sol si bien no es la vista es lo que permite la vista de todas las cosas. El Bien es para la inteligencia como el sol para el mundo tangible. Todo es visible -cognosible- en tanto lo ilumine la luz del sol, del Bien. Existe una belleza, absoluta y eterna, que es bella siempre y para todos y en todas las circunstancias. Pero no es un cuerpo, un rostro, un razonamiento o una ciencia. Nada de eso. Esta belleza es en realidad el bien, ambas son uno.
Volviendo a la idea anterior, hace un tiempo que pienso que debería ser un poco más dominante en algunos ámbitos de mi vida. Cuántas veces pude demostrar mis capacidades de liderazgo en situaciones cotidianas y a la hora de demostrarlo en los asuntos importantes titubeo y dudo. Tal vez sólo necesitaba un guía, un sol, bien absoluto y belleza absoluta, que me iluminara y haga las cosas cognosibles para mí. Dice Fisher "cuando el alumno está preparado el maestro aparece". ¿Será que tengo que percibir y obedecer a las guías? ¿Será tan difícil congeniar mi parte terca y obtusa con la parte que necesita ser guiada para aprender a guiar? Un poco rebuscado, ¿verdad?
Quizá será porque vivo

El sol del mediodía, medianoche, y amanecer.
Mejor que dos opciones siempre van a ser tres.
El amanecer -con perdón de la locación a la que alude fatídica y horrenda- da la bienvenida al sol. Conozco un poco más. No se puede desear lo que no se conoce. Quizá lo que encandilada pensé que era el mediodía era en realidad medianoche y ahora que amanece algunas de las cosas que creía percibir bajo la luz de la luna son en realidad diferentes. Quizá cambie la naturaleza del objeto -o sujeto, da igual- de deseo, pero la naturaleza intrínseca del deseo sigue siendo la misma. Aparecen los primeros rayos de sol y da inicio a un nuevo día, un nuevo comienzo.
0 opiniones humanas:
Publicar un comentario
Resúmenes y opiniones del pensamiento humano