22 de agosto de 2010

Un cuento más.-

Gabriel se despertó sobresaltado en la cama de algún hospital, completamente solo. Observó su cuerpo. Intentó buscar el interruptor para llamar a la enfermera, vino enseguida. ¿Qué había pasado?. La enfermera le explicó la situación, accidente de tránsito por ser un peatón desprevenido y un colectivero inconsciente. Estaba de moda en los noticieros últimamente. Le preguntó cómo estaba.
- Broken- dijo y se tapó la boca. Él no hablaba en inglés, siempre le había costado y ni siquiera se había molestado en terminar el secundario -high school-. Ahora se daba cuenta que la enfermera le había estado hablando en inglés y la había entendido. ¿Cómo era posible?. Le preguntó su nombre, pero ya no lo recordaba. A decir verdad, no recordaba nada.
- I'll call you John- le dijo al final la enfermera.
- No, soy Gabriel- lo recordó de golpe. Le contestó en español. ¿Por qué hablaba en español y su enfermera en inglés? ¿Dónde había nacido? ¿Dónde estaba ahora? Le pidió un diairo.
"The London Times" rezaba el título. September 24, 2056.
Estaba seguro que no vivía ni en Londres ni en el 24 de septiembre de 2056. Recordó de golpe que vivía en Buenos Aires en el 2010. Esto era inexplicable.
Al rato volvió la enfermera, se llamaba Jamie. Le preguntó algunos datos más, y sobre su familia. A medida que le preguntaba, se iba acordando de más cosas, como si las preguntas dispararan su memoria. Su familia estaba en Buenos Aires en el 2010. Pero dijo sólo "en Buenos Aires". Lo único que le faltaba era que lo tacharan de loco, porque no estaba loco ¿verdad?. Esta pregunta lo atormentaba.
- ¿Algún amigo, novia?
Ahí se acordó. Le explicó que tenía muchas amigas mujeres, esporádicamente estaba con todas ellas. No le duraban mucho, en general dos o tres semanas con cada una, en simultáneo. Jamie lo desaprobó con la mirada, en el 2056 la poligamia todavía no era muy aceptada. Pero, siempre hay un pero, se acordó de Malena. Era diferente a las demás. La deseaba diferente, había otras cosas. Jamie estaba aburrida, le pidió que le contara más. Quizá sentía cierta empatía.
Malena había sido compañera de trabajo. Le llamó la atención desde el primer día, la sedujo torpemente hasta que un tiempo después terminaron haciéndolo de parados en un rincón atrás de una barra. Más desaprobación, empezaba a darle culpa su forma de ser. Pero después empezaron a hablar de otras cosas, ella cocinaba bien y daba buenos consejos, le gustaba su sonrisa. La quería con afecto sincero, aunque siempre andaban a escondidas y le tenía más paciencia que cualquier otra persona. Se acordó que un día le había hecho un bizcochuelo con dulce de leche que estaba riquísimo. Jamie no sabía qué era el dulce de leche.
Le preguntó si acaso se estaba enamorando. "Hell, no!" Yo no me enamoro, pensaba. Soy libre. Además tenía sus serias dudas de que el amor existiera. Tenía mucho miedo de que Malena se enamorara. Una vez la había lastimado. No quería ser capaz de lastimarla, ¿por qué? ¿por qué le importaba si sufría o no?. Y ahora era septiembre, primavera, aunque en Londres fuera otoño. Habían estado así desde el verano, o sea -sacaba cuentas- diez meses... ¡diez meses! O en realidad 46 años y 10 meses. Cómo pasa el tiempo. Jamie reía se su triste ignorancia de su propio estado. Algo era cierto: se había despertado completamente solo, ni Malena, ni mamá, ni papá, ni nadie. ¿Tan poco importaba? Se puso algo triste.
-Cuando te despiertes en el 2010 -dijo Jamie- pensá bien a cuántas y a quiénes ves a tu lado.
-¿Sigo dormido?
-En realidad nada de esto existe, sólo soy una idea producida por una reacción química.
-No entiendo -Gabriel empezaba a asustarse.
-Es hora de despertar. Pensá lo que te dije.
Y todo se puso negro.
Volvió a despertar, esta vez en un hospital más normal. Seguía todo roto. Y asustadísimo. Un médico que justo estaba ahí le dijo en español que había estado dos días en coma. En la mesa de luz estaba el Clarín. 24 de septiembre de 2010. Se alivió un poco. Estaba muy cansado aunque recién despertara. Cerró los ojos un momento, notó que el médico salió, y volvió a abrir los ojos cuando sintió el tacto. Como no podía ser de otra forma era Malena.
Sonreía con los ojos vidriosos, ¿habría estado llorando?. Se alegraba tanto de verla, enseguida ella lo besó y se sintió mejor.
- Perdoname. Quiero que seas la única. Porque sos única, perfecta para mí.
Malena sonrió sin entender demasiado su repentino cambio de actitud. Estaba bastante de acuerdo, aunque también le asustara eso del "amor", si acaso existía. Se acostó a su lado, cuidando de que nadie viera porque iban a retarlos; por más que quiesieran esconderse, ya todos lo sabían. Sino no estaría allí tan expuesta. Él durmió mejor que nunca en años, sobre su pecho, mientras ella le acariciaba el pelo.
¿Cómo iban a saber que años después su hijo decidiría vivir en Londres, donde su nieta se convertiría en doctora para trabajar en el Memorial en 2056? En ese año, siendo ya anciano, se plantearía si realmente mientras dormía había viajado en el tiempo.

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