22 de julio de 2009

Anécdotas

"Cuando era chica yo tenía una granja de animales de plástico y les hablaba. Los animales tenían conflictos sociales, como en "rebelión en la granja", aunque a esa edad ni conocía la existencia de ese libro que ahora amo. Yo quería mucho a una cabrita negra y a una vaca flaca que o le decía Tomy, aunque era vaca y no toro. A la cabrita la llamaba "La Negrita" y era la única... los otros no la querían, no se por qué, quizá porque era negra. Pero era linda y yo la quería mucho. La Negrita tenía una mamá que era igual a ella. Más allá había un sector de caballos que eran los malos de la granja. Che me acabo de dar cuenta que yo no ando bien desde hace rato".

"Había una peluquería, atendida siempre por el mismo viejo que en el barrio le decían Tijerita. Yo odiaba cortarme el pelo, pero Tijerita tenía las mejores y más nuevas revistas de Patoruzú y a mi me encantaba. Un día mientras esperaba mi turno para cortarme estaba leyendo las revistas, me las puse abajo del brazo y salí disimuladamente como quien no quiere la cosa. Y de repente Tijerita me llamó... con mis cinco o seis años me imaginaba que iba a ir a la cárcel, con los grilletes y toda la cosa, y la vergüenza de todo el barrio.
Pero simplemente me miró y me dijo "nene, no lo hagas más". Obviamente salí corriendo a toda velocidad a mi casa con mi vieja. Nunca le había contado esto a nadie, ¿así que el viejo todavía vive ahi y atiende la misma peluquería?. Si lo vez decile que le manda saludos el señor que le quizó robas las revistas de Patoruzú en 1964."

"Mi primer beso fue cuando tenía seis años. A mi me gustaba un chico que era bastante buen amigo mío, amigos inocentes como todo niño. Yo hacía todo lo posilble para llamar su atención y despertar su amor. En el colegio nos sentábamos juntos, y en los recreos siempre estaba con él y su mejor amigo, eramos el trío dinámico. Un día estábamos por irnos y mientras todos guardaban sus cosas él estaba hablando con la maestra. Disimuladamente le guardé sus cosas en su mochila perfectamente ordenadas. Pero no me había dado cuenta que él me estaba mirando, se agachó al lado de donde estaba yo con sus cosas y me miró con toda la ternura del universo. No supe que decir, pero me acuerdo que sonreí y me puse colorada. Entonces me agradeció y me dio un beso en la boca. Yo no lo podía creer, y no se lo conté a nadie. Pasaron más de 10 años hasta que un día le conté a mi mamá la historia de mi primer beso."

"Era por los 70, en la época del proceso. Yo tenía
15 años y mi primer novio, el primero que llevaba a mi casa, mi primera vez. Mi hermana ya había tenido muchos novios que siempre se habían llevado bien con mi familia, asi que supuse que con el mío pasaría lo mismo. Pero no, mi papá estaba siempre buscándome, me llamaba donde podía, celulares no había por esa época. Un día él me acompañó hasta mi casa, serían la 1.30 de la mañana. Nos despedimos y antes que yo me fuera me plantó un beso grande y profundo... y desde el balcón nos cae un baldazo de agua helada que mi papá nos había tirado. Me quería morir. Por supuesto que sólo después de mucho tiempo empezó a parecernos gracioso."


Ya van a venir más anécdotas, sigan contándome. Saludos.

18 de julio de 2009

¿Cómo llega uno a ser lo que es?

"Ecce homo", título de Niesztche para su último libro antes de la locura, traducido del latín como "he aqui el hombre" hace alusión a un texto de la biblia. Muestra el desprecio del autor por la trascendencia. Remite al momento en que Jesús es entregado a Poncio Pilato, se lo presenta cmo un gran rey y mesías a los que él contesta "ecce homo", despectivo, marcando que sólo era uno más de tantos.

Pero adentrándonos en el libro, semi autobiográfico, encontramos un título más importante que el primero: "¿Cómo llega uno a ser lo que es?". Creo que es el sufrimiento, y no la felicidad lo que le hacen a uno ser lo que es. Durante estos procesos uno aprende, crece, madura; si no fuera por las personas, situaciones y -por qué no- objetos que me lastimaron yo no sería quien soy. A todos ellos les agradezco.

Pero volviendo al amigo Friedrich, en su libro presenta al "superhombre", el ecce homo por excelencia, el superhombre no es un dios. Afirma que todos podemos serlo, ya que se trata de un hombre que puede acercarse al abismo de lo desconocido, de la vida, está en contacto con las pasiones del ser humano, no actúa por inercia ni es parte del rebaño. El superhombre no conoce el miedo. A menudo estará solo, pero es ese "el precio por ser uno mismo". Para las personas que nos cruzamos usualmente, el superhomre es un monstruo, un inadaptado, incluso un criminal.

Niesztche afirma que el superhobre resulta entonces temible en su bondad: no duda en golpear o herir en pos de un beneficio a futuro. Son estos golpes -o sufrimientos- lo que hacen que sea lo que es.

Pasando a lo nuestro, hecha la introducción. Por suerte -o no- para mi, sólo llegue a conocer dos personas que me resultaron temibles en su bondad (*). Tan amados y odiados, quizá pueda citar a uno de ellos al decir que "una persona de pesencia fuerte y ausencia fuerte acaba siendo imprescinidible". Pero como en el mundo sensible y/o sublunar las sustancias son corruptibles y temporales nada puede ser imprescindible, ni siquiera nosotros mismos. Aqui de nuevo el superhombre, no está atado a nada; nada le es imprescindible.

Cabe señalar que esta no es una cualidad de los míos, sólo el que resulten temibles. En la teoría el superhombre es una utopía, vocablo latín que significa "no hay tal lugar". En la práctica existe el miedo, la duda, los celos y el odio. Y en algunos momentos somos alguna de esas cosas. Y de repente el temible se acobarda de sí mismo, porque sólo existen miserias "humanas, demasiado humanas".

Recuerdo por cierto la primera vez que con mi pluma y mi espada me enfrenté al miedo. Lo vencí, pero vuelve cada tanto a interrumpir mi camino. Pero cada vez que aparece él es más débil, y yo más fuerte. Cada uno elige qué hacer con las virtudes y miserias humanas que tiene. Elige el camino fácil o el difícil, luchar contra el miedo o doblegarse ante él para evitar salir lastimado, ¿pero no dijimos que eran los momentos de sufrimiento los que nos hacían crecer?

Es este un proceso más de crecimiento. Yo sigo enfrentándome al miedo y la duda (sí, debo admitirlo), y es donde eligo estar, ahora es momento de esperar. Gracias a ustedes por tantos golpes, quizá debería devolverles algunos. Sigo esperando y eligiendo.

Para Niesztche invertimos la ley de la selección natural, sobrevive mejor el más débil, que absorvido por la mayoría se protege en la masa, y el ecce homo queda afuera, más vulnerable a pesar de ser más fuerte.

Cito el siguiente cuento, Los dos reyes y los dos laberintos(**). "(...) en Babilonia me quisiste perder en un laberinto (...). Ahora quiere el Poderoso que te muestre el mío, donde no hay escaleras que subir, ni puertas que forzar, ni fatigosas galerías que recorrer, ni paredes que te veden el paso".

Los dos laberintos de Borges son la misma cuestión dualista que filósofos y pensadores reflexionaron desde hace tiempo: cuerpo/alma, razón/corazón. Cada uno elige pero lo cierto es que en ambos laberintos vas a perderte. Nada que perder entonces al momento de la elección.



(*) los recuerdo, porque los veo cada vez que saco un billete.
(**) BORGES, Jorge Luis, Los dos reyes y los dos laberintos, incluido en El Aleph. Emecé, Buenos Aires, (?).

17 de julio de 2009

Individualismo


"El argentino, a diferencia de los americanos del norte y de casi todos los europeos, no se identifica con el estado. Ello puede atribuirse a la circunstancia de que, en este país, los gobiernos suelen ser pésimos, o al hecho general de que el estado es una inconcebible abstracción (*), lo cierto es que el argentino es un individuo, no un ciudadano.


(*) El estado es impersonal, el argentino sólo concibe una relación personal. Por eso, para él, robar dineros públicos no es un crimen."

De BORGES, Jorge Luis, "Nuestro pobre individualismo", ensayo en Otras Inquisiciones, Emecé.

Con esto introduce el autor su ensayo, señala a Plutarco burlándose de la luna de Corinto, ya que la de Atenas "era mejor". ¿Es esto en realidad tan obtuso y cerrado como parece? ¿O es en realidad un sentimiento lógico de una persona que sin duda ama su tierra, sus raíces, y su recién creado "estado"?

Habla y escribe con el convencimiento de que la luna no fuera la misma. Nosotros pensamos, como dice Borges, en nosotros coo individuos y no ciudadanos. Asi esgrimimos las virtudes de "el argentino" como la extrema viveza (siempre somos más vivos que el de al lado), el diploma que ostentamos de "opinólogos", y el siempre tener razón y saberlo todo (y lo que no sé lo invento). Como si la viveza de un argentino no fuera la misma que la de un hindú, un inglés o un coreano. Como si por regla general nuestra opinión siempre fuera la más importante, o nuestra teoría siempre la correcta.

Y por supuesto cabe agregar que cualquier individuo es siempre más capaz y más inteligente que cualquier gobernante. Pero al preguntar si estarían interesados en una carrera política la gran mayoría lo niega. Con esto no puedo señalar que los gobiernos dejen de ser pésimos, sino sólouna más de nuestras cualidades típicas: la hipocresía. Todos nos quejamos, pero dejamos que lo arregle el vecino. Queremos resultados diferentes, pero repetimos una y otra vez los mismos procedimientos. Como si no se tratara de algo ridículo, de golpearse la cabeza contra la pared repetidas veces.

Creo que más alla del mate, el asado y el futbol, existen dos cosas arraigadas en lo más hondo: la primera la ya mencionada hipocresía. La segunda, la corrupción. Y en este caso no me excluyo sólo a la corrupción a nivel país, robar millones de pesos ni mucho menos. Sino de la corrupción a nivel persona, la "mini-corrupción", como colarse en el tren, el subte, el cine, el colectivo o la cancha; jactarse se eso y sentirse "re vivo". Pero a la hora de tirar la primera piedra los proyectiles llueven y todos estamos libres de pecado, porque no fuimos corruptos a gran escala. Pero lo somos de todas formas.

¿Podemos entonces seguir tachando a Plutarco y a la luna de atenas de ridículos? Cito nuevamente a Borges cuando habla de "nuestro pobre individualismo", pero pienso que quizá sería mejor hablar de nuestro pobre -paupérrimo- sentido de comunidad frente a nuestro fuertísimo sentido individual.

Para nosotros cada uno, y no colectivamente, somos los más importantes del mundo; y eso es para todos absoluto e incuestionable. Entonces sucede lo lógico, nuestros individualismos absolutos chocan entre sí, se repelen, y vuelven imposible la posibilidad de una vida como comunidad, solidaria y basada en la ayuda mutua.

Tal vez lo más lógico sería mirar más alla de nuestras narices, pero esa posibilidad queda vedada por nuestro fuerte sentido individualista de "yo lo se todo". Está escrito en nuestros genes y de ello no podemos escapar. Si ahora bajaran los marcianos verían que hacemos todo al revés, no seguimos las leyes de la lógica.

¿Pero quién al leer la reflexión de Plutarco no la penso en primera instancia como "ilógica"? Quizá no siempre tengamos toda la razón.

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