15 de junio de 2010

Colour my life with the chaos of trouble

You my dear, my new confussion, you colour my life with the chaos of trouble. You dear started as my favorite toy, you were only a body; and now you're such a beautiful face, a beautiful life, joy, freedom. Although I am now wondering what does this mean. What are we exactly? I understand now that when I feel I give you the power of hurting me but I trust (very much) that you will not do. And now I'm right here alone and bored thinking about how much I'll miss you when I'm away, and I can't avoid wondering what do you feel? I miss you right now, you could have taken my boredom away and instead...? I fear and I doubt as much as you, but try not to worry, I know it's not easy. If it was easy it wouldn't mean so much. Whatever is meant to be will work out. Ain't no other man like you.

11 de junio de 2010

Segunda Parte

Post Scriptum: Si ya sé hace mil años que tengo pendiente esta parte del cuento. Ya estaba escrita, sólo necesitaba cocinarse. Por favor leer primero la PRIMERA PARTE sino no van a entender nada y no tiene gracia ejem.

El Diario de Luc Dellanoy (II)

4 de enero de 2010

Horrorizado. No existe palabra que mejor describa como me siento ahora en este idioma, o en ningún otro. El 27 de diciembre tomé mi auto para ir a la fiesta. Tenía la Avenida Libertador para mi solo, a mis pies. Estaba llegando tarde, y bajo la influencia de un efecto residual de las grandes cantidades de whisky ingeridas la noche anterior. La cuestión es que puse el velocímetro a 140. No tuve tiempo de reaccionar. En milésimas de segundo mi auto y yo nos habíamos incrustado en el colectivo. Recuerdo haber visto los rostros invadidos por el terror de los pasajeros, recuerdo sentir los hierros incandescentes cortándome, arrancando la carne de mis huesos. Realmente temí por mi vida. No pensé en nada: ni en mis padres, ni en Bernie, ni en Renata. Luego sentí un dolor agudo en mi pierna derecha, como si la arrancaran de cuajo. Y luego nada más. Deben haber sido dos segundos, pero lo viví en cámara lenta.
Ayer por la noche me desperté solo en una cama de algún hospital. El dolor me paralizaba, y sin embargo alcancé a contemplar mi cuerpo maltrecho. Recordé el dolor punzante en mi pierna derecha, pero ya no estaba allí. Esta reciente mutilación desbordaba mi juicio, lloré por instinto durante un rato que me pareció eterno. De a poco me fui dando cuenta que estaba completamente solo, ningún familiar, ningún amigo, ninguna de muchas mujeres con las que había estado. En este momento fantaseo con la idea de suicidarme pero en este estado no puedo hacer nada por mi mismo, dependo demasiado de los médicos y enfermeras de este hospital. O quizá no tengo el valor de hacerlo.

7 de enero


No me sorprende de mi hermano, pero me molesta que Renata no me haya llamado, buscado, o algo. ¿Acaso no se dio cuenta que hace diez días que no voy a trabajar? Un enfermero me contó que mis efectos personales estaban en manos de la policía que investigaba el accidente - que seguro había sido mi culpa. Pero como no les servían de mucho me los devolvieron. Me abalancé sobre el celular, que por supuesto estaba muerto, afortunadamente logré que me prestaran un cargador.
¿Mensaje? ¿Llamada perdida? Nada, que decepción. Decidí llamar a Renata, tal vez ella me ayudara a entender que estaba pasando. Escuchar su voz fue como volver a la vida: por primera vez en tantos días, de repente ya no tenía miedo. Se preocupó por mí, me dijo que iba a venir a verme. Sucedió que en mi ausencia ella se había comunicado con Friedrich, él le dijo que no le sorprendería que yo me hubiera ido de viaje para huir de las responsabilidades. Entonces ella se enojó y no me llamó más; pero si hubiera sabido hubiera venido a verme mucho antes.
No puedo expresar con palabras lo agradecido que me siento de que ella se haya preocupado por mí, se que no lo merezco. Ella es lo único que me aferra a la voluntad de vivir. Quiero que me lleve a casa, que me cuide, que me ayude a recuperar mi cuerpo y mi corazón. Soy consciente de que en este momento ella es lo único que me queda, quizá por eso ahora puedo admitir lo mucho que la amo.

10 de enero

¡Al fin en casa! Renata vino a buscarme, me subió a su auto y me trajo hasta mi casa. Subirme de nuevo a un auto me dio una sensación extraña, equiparable a una especie de fobia. Verla fue revitalizante. Lo primero que hice fue pedirle que tome mi mano, simplemente extrañaba el tacto con otra piel humana. Pero en vez de eso me miró con ternura y acarició suavemente mi pómulo, la sentí más bien como una caricia para mi alma.
De todas formas se que ella no me ama, tal vez me tiene lástima, tal vez cree que tengo lo que merezco después de cómo la traté y traté a todos los demás. En cierto modo yo también lo creo. Ella ordenó mi cuarto para que tuviera a mi alcance las cosas más indispensables, me dejó algunas comidas preparadas, y me prometió contactar a mis padres. Se preparaba para irse cuando le pedí que se quedara. Le confesé que me sentía muy solo y me vendría bien un poco de compañía. Preparó dos tazas de café y me acompañó mientras hablábamos de las cosas más triviales posibles. Incluso llegué a reírme un poco, por primera vez después del accidente. Luego se fue y esa felicidad efímera que me daba su compañía desapareció.
Quiero pedirle que me ayude a bañarme, pero me da mucha vergüenza. Antes mostraba orgullosamente mi hermoso cuerpo, ahora no quiero que nadie lo vea. Me avergüenza también depender tanto de ella. En realidad desde que llegué a Buenos Aires siempre fue así, odio admitirlo.

17 de enero

Hoy es domingo y llueve mucho, la humedad me causa unos dolores punzantes cual un anciano con reuma, que patético. Mi padre está muerto hace dos semanas y yo recién me entero, eso es más patético. No dejo de pensar que si mi querida secretaria no hubiera llamado, mi madre no se hubiera molestado en llamarme, ni siquiera en atenderme. Debe pensar que no me importa, después de cómo los traté durante mi mes en Cannes. Ahora todo es mío, el dinero y la miseria. Extraño mucho a Bernie, ¿qué será de él?
Renata tuvo la brillante idea de contratar una enfermera y una mucama para que se ocupen de mí y de mi casa. No me agrada mucho la situación, son seres humanos que pasan a mi lado como si fuera un mueble más que limpiar. Supongo que ahora sé que sentían las mujeres a las que traté como objetos.
Me hubiera encantado que Renata me cuide, pero no puedo colocar aún más responsabilidades en su ya pesadísima mochila. Viene cada tres o cuatro días a contarme las novedades del mundo exterior, no puedo pedirle más. Hoy domingo es el día más solitario de la semana, y llueve, ¡qué día de mierda!

3 de febrero

Ayer me reuní con Sebastián acá en mi casa. Me explicó todo lo que heredé y como sigue la cosa para la empresa y para mí. Nos encontramos más deudas, pero confío en que él pueda hacer de nuevo su pequeña magia con los números para salvar mi pellejo – o lo que queda de él. Estoy pensando seriamente en vender todo para poder recuperarme tranquilo.
Cuando él se fue me quedé solo con Renata. Por primera vez desde que salí del hospital la vi preocupada. Puso de nuevo esa expresión de ternura y me preguntó como me sentía respecto a mi padre. Recordé que mi hermano me había contado que el padre de Renata había fallecido hacía unos dos años, quizá sentía una cierta empatía al preguntarme eso.
Al rato de hablar tantas cosas tristes, tuve que confesarle todo lo que sentía por ella, tuve que sacarme ese gran peso de mi corazón. Se quedó mirándome sorprendida, creo que no pensaba que alguien como yo fuera capaz de amar; pero últimamente estaba más humanizado. Me fui a la habitación, no podía soportar su falta de respuesta. Haciendo algunas piruetas me tiré en mi cama, ella me siguió, se acostó a mi lado y me abrazó. Aunque no dijo nada, sé que ya no me tenía lástima, pude verlo en sus ojos. Y así nos quedamos acostados y abrazados, no pegué un ojo en toda la noche sólo por verla dormir.

Tercera parte

6 de junio de 2010

El poder de las palabras (II)



A veces me cargo todo en el papel de Superman, pero hoy yo quiero ser Lois Lane. Me pregunto por qué en esta foto está rubia cuando siempre la caracterizaron morocha. Ah claro, para identificarla conmigo ja.
"Las palabras son partes de un todo, funciones parciales de una mente totalitaria. Una palabra está en el todo y el todo está en una palabra", una de mis citas favoritas de semiótica y de vida. ¿Qué palabra? Gracias.

Saludos terrícolas.-

Ver anterior: El poder de las palabras I

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