4 de julio de 2010

Tercera parte

Anterior, segunda parte

20 de febrero


Ya estoy mejor. Mi cuerpo, mi corazón y mis finanzas finalmente van por buen camino. Si todo sigue así, el mes siguiente puedo empezar la rehabilitación, todas las deudas desaparecieron gracias a Sebastián, y Renata dejó de tratarme tan fríamente. Viene a visitarme casi todos los días, cocinamos juntos, me ayuda a bañarme, dormimos una siesta, cada vez que puedo le repito que la amo; ella se limita a sonreír (lo cual es mil veces mejor que el insulto que hubiera esperado). Su manera de cuidarme es tan dulce, es ella lo que me mantiene atado a la vida; me salvó demasiadas veces.
Pero por supuesto que todavía quedan algunos cabos sueltos, como saber qué fue lo que le pasó a mi papá, y qué es de la vida de Bernie. Luego de dar muchas vueltas y visto que mi mamá no me hablaba, gracias a Sebastián pude encontrar al abogado de papá, Dimitri. Él fue finalmente quien me contó que mi papá había tenido un paro cardíaco mientras manejaba por un camino en los Pirineos. Respecto a Bernie, resultó que por la bronca y el odio que guardaba Friedrich le dijo que yo había muerto en el accidente para que nunca más vuelva a preguntar por mí, y listo. Sigo pensando que me merezco todo esto, aunque me duele tanto.

4 de marzo

Hoy me asusté mucho. Mi portero me alcanzó una pequeña pila de catorce cartas documento informándome que me demandan, digamos, la empresa del colectivo que choqué y unos cuantos pasajeros por “daños y lesiones”. Claro, pero de mis daños y lesiones no le importa a nadie ¿no? Catorce demandas, todo un record. Por primera vez en mucho tiempo fui a la iglesia, últimamente no salgo mucho porque es bastante difícil transitar solo por esta ciudad tan atolondrada. Pero en fin, fui y me quedé pensando toda la mañana ahí, incluso el sacerdote se acercó a hablarme. Era para mí un completo extraño y yo nunca fui muy creyente pero por alguna razón tuve que contarle toda mi historia. Ojala no vaya a la cárcel, de todas formas por suerte para mí procesos legales en este país tardan muchísimo.

16 de marzo

Vale la aclaración de una situación aún más patética en mi vida: esta mañana me asomé por el balcón y me dio un vuelco el corazón cuando lo vi. Ahí estaba Bernie en la puerta de mi casa, buscando el timbre. No podía asomarme mucho, mi equilibrio no es que digamos, el mejor en mi condición. Le grité, fue en realidad una súplica desde lo más hondo. Lo vi mirar hacia arriba pero no lograba verme desde donde estaba. Volví a gritarle dos o tres veces más y él seguía sin verme, y cuando estaba al borde de las lágrimas se rompió la burbuja de esperanza. Llegó corriendo Friedrich y lo agarró (con la violencia de la palabra) a Bernie de un brazo, un empujón y se lo llevó. Incluso pude distinguir como me vio de reojo, con esa mirada llena de rencores. No pude más, me quedé llorando en el balcón unas cuantas horas. Cuando bajó el sol hizo un poco de frío, ahora encima de todo estoy resfriadísimo.

25 de marzo

Hoy empecé rehabilitación, que emocionante. Me acompañó Renata, mucho mejor. Al fin un respiro, estoy muy ilusionado con todo esto. Me hicieron una serie de estudios inentendibles para tomar las medidas para una súper tecnológica y carísima prótesis robótica que traen desde algún país como Japón o Korea, no sé. No correré una maratón pero en fin con poder hacerle el cuatro a Renata me conformo. Su respuesta fue “¡Qué guarango!” y se rió. No tengo ni idea que quiso decir con esa palabra, la primera vez que la escucho. Ahora caigo en la cuenta: tantos meses, tantas noches deseándola, tantas veces con cualquiera imaginándome a Renata. Empiezo a impacientarme. Me pregunto qué siente ella por mí, nunca me contesta cuando le digo que la amo.
Estoy cansadísimo y algo frustrado, tardé como tres horas en dar tres pasitos, un par de veces me la dí contra el suelo y una colchoneta colocada convenientemente. Dicen que cuando tenga la prótesis a medida todo va a ser más fácil. Claro, no me daba cuenta que esto era difícil de verdad. Lo más difícil que jamás hice, todo un desafío. Tengo tanto miedo. Nunca me había planteado que quizá no volvería a caminar como antes, ¿o si simplemente no volviera a caminar? Necesito a alguien. Renata es mi todo, pero también pienso en mi madre, en mi hermano, en mi padre, en Bernie. Repito como siempre, lo que más me duele es que todo es mi culpa.

4 de abril

Al fin sé algo de Bernie. Mi primo Damien fue a la oficina a hablar con Renata, acompañado de Bernie. Hace seis años que no tengo ningún tipo de contacto con mi primo, lo último que supe fue que vivía en París con una novia. ¿Qué hace acá? ¿Qué quiere con Bernie? Le expliqué a Renata que yo siempre había estado celoso de Damien. Como su padre (hermano de mi padre, claro) había fallecido cuando él era pequeño, siempre fue el favorito de mi padre. Siempre me molestó que él siendo el sobrino tuviera mejores regalos, mejores tratos, siempre se preparaban las comidas que le gustaban a él; siempre todo era para él. Y cada vez que reclamaba algo, porque el hijo era yo y no él, la típica respuesta era “un pauvre, il a souffert tant”. Claro ¿y yo qué? ¿Yo no sufro también? ¿Acaso no ven por lo que estoy pasando, y él sigue siendo el favorito? Entonces cuando me fui de casa no volví a hablarle.
Dice Renata que a él le afectó muchísimo la muerte de mi padre, y que parece quererme mucho. Parece que le importa la familia, que quiere ocuparse de Bernie (¡ni loco, más celos!), que quiere ayudarme porque le parece muy injusto que Friedrich y mi madre ignoren mi situación. ¿Cómo se enteró? Definitivamente tengo que hablar con él. No logro confiar en lo que dice, a ver que pasa.

0 opiniones humanas:

Publicar un comentario

Resúmenes y opiniones del pensamiento humano

Soundtrack


MusicPlaylistRingtones
Create a playlist at MixPod.com