19 de julio de 2010

Cine

Cuando yo era chiquitita Seba siempre me decía que me portara bien porque había cámaras escondidas en la pieza, específicamente una que siempre señalaba en una esquina y naturalmente era invisible. Entonces la vida es como una película no?. A veces parece que habría que hacer un intervalo para que el público no se maree. Otras parece el principio de una película nueva, con otros personajes y locaciones. Otras pocas todo está bien y sería un momento genial para que suene música de fondo y aparezcan los créditos finales. Y hay momentos como este que Tornatore supo retratar, el climax (o no, es discutible, el incendio del cine también...), la razón de ser de todo el relato. Fundirse en un beso lento y gordo bajo la lluvia, créditos, y listo: final felíz. Pero la película sigue y al otro día tenés que ducharte e irte al centro, sin olvidar se llevar las frazadas al lave rap (porque bajo la lluvia y en el barro, después te vas a dormir y ensuciás la camucha, verdad?). Pero ya es parte del detrás de cámara. Quedémonos en el beso.



15 de julio de 2010

Crónica de una semana de amor no correspondido

Miércoles
- Sabés creo que me estoy enamorando.
Más tarde ese día, el niño va caminando y la ve en el bar.
- Agus ves esa chica ahí enfrente, va a ser mi novia.
El niño debía cruzar la calle y casi lo pisa un auto. La chica desde enfrente sonríe.
- ¿Crees que se dio cuenta?
- Si más vale boludo. Bueno, eso a las mujeres nos agranda los egos.
- Genial entonces.

Jueves
Misma escena, pero esta vez el niño casi provoca un choque de autos visto que iba manejando en lugar de caminando.

Viernes
El niño tirado en la cama boca abajo como cualquier lector puede imaginar una situación en la que se refleja a sí mismo, parecido estúpidamente.
- ¿Por qué no le decís?
- No puedo, no quiero perderla como amiga, y ella no me da bola.
- Vale la pena intentarlo
- Pero ella es buena chica y yo la quiero mucho, mirá si no vuelve a hablarme.
Más tarde ese día.
- Yupi voy a salir con mi novia
- ¿Ya te dijo que sí? Sos un genio, groso, te re felicito.
- No bueno, en realidad no le dije nada.
Así salieron y fueron a apostar al Blackjack.

Sábado
De nuevo iban a salir, a una cosa extraña, una especie de fiesta hippie en la playa. Yo no estaba invitada, pero bueno. Se les acabó la nafta del barquito, durmieron en carpa, se empaparon, resfriaron y nunca llegaron a la fiesta. Cosas de la vida.

Domingo
- ¿Y te la comiste ayer?
- No, pero casi.

Lunes
La chica lo llama. El chico ilusionado sale de la cocina para hablar tranquilamente. Corta y vuelve con cara de niño de ocho años al que le regalan un cachorrito.
- Sabés, cada vez que me llama me deja medio pelotudo.

Martes
La chica viene a almorzar con nosotros. Cuando ella va a la cocina, nosotros nos quedamos en el living me dice:
- Me gusta. Me encanta, ¿sabés, qué le voy a hacer? No me da bola.
Sonríe con esa típica cara de niño en navidad.

Miércoles
También viene a almorzar y se queda un rato por la tarde, porque se había olvidado sus llaves adentro de su casa, y no había nadie para abrirle la puerta. Los señores de la casa cocinaban y las mujeres observábamos satisfechas. Recuerdo haberle dicho a la chica
- Guau, dos hombres cocinando y lavando y tres chicas mirando, no es algo usual de ver. Voy a conservar este recuerdo.
- Sacale una foto.
Todos nos reímos. Luego comemos y pasamos una tarde agradable y divertida. Más tarde el niño vuelve a tirarse en la cama boca abajo, ojos cerrados, en profunda meditación.
- La odio.
- ¿Eh? ¿No te gusta más?
- No, no me gusta más. La odio.
- Eso no te lo crees ni vos.
- Pero después yo me engancho y ella no me da bola y la paso mal. Yo no quiero pasarla mal.
- ¡Pare de sufrir! (me río, él esboza una sonrisita).
- Es justamente por eso que quiero que no me guste, que quiero odiarla.
- Pero no la odiás.
- No.
- Te quiero.
- Yo también. Me duele la espalda.
- ¿Necesitás algo?
- No gracias.
Entonces me fui de la habitación, dejándolo en profunda meditación. No volvimos a hablar de ella. Me intriga saber como sigue su historia.

10 de julio de 2010

Calor

Me doy cuenta de algunas cosas estos días playeros. Sí el capricho del corazón se midiera en grados el mío ya llegaría a unos cuantos, algunos podrían traducirlo como "estás al horno flaca". Seguramente, aunque sería más bonito decir "verano".

Sí, es la hora. Siempre es la hora.



4 de julio de 2010

Tomando sol

Hoy te extrañé bastante. No es que no te extrañe, suelo pensar en vos pero hoy te recordé particular y felizmente. Estaba bajo el sol como un lagarto, con el cerebro a 43ºC como mínimo cuando pensaba que vos tomás un lindísimo color, y que también te encanta tirarte como un lagarto bajo el sol. Entonces me acordé un día hace como seis meses (por favor, que rápido pasa el tiempo, parece que fue ayer cuando estaba chamuyándote en el escaloncito), en fin vos te habías quedado encerrado como un boludo pero no importaba porque estabas tomando sol como un lagarto. Y yo fui a llevarte las llaves y me viste desde la terraza, bajaste sin molestarte en vestirte a lo que puse una terrible cara de "las cosas que te hago pibe" a lo que correspondiste con una igual. Serían las 11 de la mañana. Y me fui a hacer como que trabajaba porque estuvimos todo el día al pedo. Luego vos viniste a seguir estimulando nuestra catarata hormonal, y el resto es historia (o impublicable, que sea secreto). Y después vimos el programa de Johnny Allon, todas mis amigas se cagaron de risa bajo la naturaleza super excitante de ese pobre anciano, de quien dudo su naturaleza humana o de melmac o namek. Todo un record debo decir je. Entonces pensaba que sería bonito que estés como un lagarto al lado mío diciendo boludeces producto del sobrecalentamiento cerebral, pero no importa porque tener algo de intimidad veraniega sería lindo. Que bien nos haría un plan relax juntos, sin ocuparse del teléfono ni demás cosas estresantes. Nada, solo eso quería decirte.



Tercera parte

Anterior, segunda parte

20 de febrero


Ya estoy mejor. Mi cuerpo, mi corazón y mis finanzas finalmente van por buen camino. Si todo sigue así, el mes siguiente puedo empezar la rehabilitación, todas las deudas desaparecieron gracias a Sebastián, y Renata dejó de tratarme tan fríamente. Viene a visitarme casi todos los días, cocinamos juntos, me ayuda a bañarme, dormimos una siesta, cada vez que puedo le repito que la amo; ella se limita a sonreír (lo cual es mil veces mejor que el insulto que hubiera esperado). Su manera de cuidarme es tan dulce, es ella lo que me mantiene atado a la vida; me salvó demasiadas veces.
Pero por supuesto que todavía quedan algunos cabos sueltos, como saber qué fue lo que le pasó a mi papá, y qué es de la vida de Bernie. Luego de dar muchas vueltas y visto que mi mamá no me hablaba, gracias a Sebastián pude encontrar al abogado de papá, Dimitri. Él fue finalmente quien me contó que mi papá había tenido un paro cardíaco mientras manejaba por un camino en los Pirineos. Respecto a Bernie, resultó que por la bronca y el odio que guardaba Friedrich le dijo que yo había muerto en el accidente para que nunca más vuelva a preguntar por mí, y listo. Sigo pensando que me merezco todo esto, aunque me duele tanto.

4 de marzo

Hoy me asusté mucho. Mi portero me alcanzó una pequeña pila de catorce cartas documento informándome que me demandan, digamos, la empresa del colectivo que choqué y unos cuantos pasajeros por “daños y lesiones”. Claro, pero de mis daños y lesiones no le importa a nadie ¿no? Catorce demandas, todo un record. Por primera vez en mucho tiempo fui a la iglesia, últimamente no salgo mucho porque es bastante difícil transitar solo por esta ciudad tan atolondrada. Pero en fin, fui y me quedé pensando toda la mañana ahí, incluso el sacerdote se acercó a hablarme. Era para mí un completo extraño y yo nunca fui muy creyente pero por alguna razón tuve que contarle toda mi historia. Ojala no vaya a la cárcel, de todas formas por suerte para mí procesos legales en este país tardan muchísimo.

16 de marzo

Vale la aclaración de una situación aún más patética en mi vida: esta mañana me asomé por el balcón y me dio un vuelco el corazón cuando lo vi. Ahí estaba Bernie en la puerta de mi casa, buscando el timbre. No podía asomarme mucho, mi equilibrio no es que digamos, el mejor en mi condición. Le grité, fue en realidad una súplica desde lo más hondo. Lo vi mirar hacia arriba pero no lograba verme desde donde estaba. Volví a gritarle dos o tres veces más y él seguía sin verme, y cuando estaba al borde de las lágrimas se rompió la burbuja de esperanza. Llegó corriendo Friedrich y lo agarró (con la violencia de la palabra) a Bernie de un brazo, un empujón y se lo llevó. Incluso pude distinguir como me vio de reojo, con esa mirada llena de rencores. No pude más, me quedé llorando en el balcón unas cuantas horas. Cuando bajó el sol hizo un poco de frío, ahora encima de todo estoy resfriadísimo.

25 de marzo

Hoy empecé rehabilitación, que emocionante. Me acompañó Renata, mucho mejor. Al fin un respiro, estoy muy ilusionado con todo esto. Me hicieron una serie de estudios inentendibles para tomar las medidas para una súper tecnológica y carísima prótesis robótica que traen desde algún país como Japón o Korea, no sé. No correré una maratón pero en fin con poder hacerle el cuatro a Renata me conformo. Su respuesta fue “¡Qué guarango!” y se rió. No tengo ni idea que quiso decir con esa palabra, la primera vez que la escucho. Ahora caigo en la cuenta: tantos meses, tantas noches deseándola, tantas veces con cualquiera imaginándome a Renata. Empiezo a impacientarme. Me pregunto qué siente ella por mí, nunca me contesta cuando le digo que la amo.
Estoy cansadísimo y algo frustrado, tardé como tres horas en dar tres pasitos, un par de veces me la dí contra el suelo y una colchoneta colocada convenientemente. Dicen que cuando tenga la prótesis a medida todo va a ser más fácil. Claro, no me daba cuenta que esto era difícil de verdad. Lo más difícil que jamás hice, todo un desafío. Tengo tanto miedo. Nunca me había planteado que quizá no volvería a caminar como antes, ¿o si simplemente no volviera a caminar? Necesito a alguien. Renata es mi todo, pero también pienso en mi madre, en mi hermano, en mi padre, en Bernie. Repito como siempre, lo que más me duele es que todo es mi culpa.

4 de abril

Al fin sé algo de Bernie. Mi primo Damien fue a la oficina a hablar con Renata, acompañado de Bernie. Hace seis años que no tengo ningún tipo de contacto con mi primo, lo último que supe fue que vivía en París con una novia. ¿Qué hace acá? ¿Qué quiere con Bernie? Le expliqué a Renata que yo siempre había estado celoso de Damien. Como su padre (hermano de mi padre, claro) había fallecido cuando él era pequeño, siempre fue el favorito de mi padre. Siempre me molestó que él siendo el sobrino tuviera mejores regalos, mejores tratos, siempre se preparaban las comidas que le gustaban a él; siempre todo era para él. Y cada vez que reclamaba algo, porque el hijo era yo y no él, la típica respuesta era “un pauvre, il a souffert tant”. Claro ¿y yo qué? ¿Yo no sufro también? ¿Acaso no ven por lo que estoy pasando, y él sigue siendo el favorito? Entonces cuando me fui de casa no volví a hablarle.
Dice Renata que a él le afectó muchísimo la muerte de mi padre, y que parece quererme mucho. Parece que le importa la familia, que quiere ocuparse de Bernie (¡ni loco, más celos!), que quiere ayudarme porque le parece muy injusto que Friedrich y mi madre ignoren mi situación. ¿Cómo se enteró? Definitivamente tengo que hablar con él. No logro confiar en lo que dice, a ver que pasa.

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