1 de septiembre de 2009

Contrastes

Quizá sea el hecho de la melanciolía del 150 por la mañana gris, mientras paseaba por lugares tan bellos de la capital como la puerta de la Villa 11114, o la estación Saenz de la también bellísima LBS (Belgrano Sur), pero me dieron ganas de escribir un poco, describir el paisaje. Las personas cuando llegan al centro usualmente no se fijan en dónde están parados, solos y rodeados de gente, la idea era ilustrar el con algunas palabras.

La primera impresión siempre es a las 10 cuadras de salir de casa a las 7.45 la impresionante cantidad de niños que salen de la Villa 20 para cruzar la avenida (sin mirar si vienen autos, y los padres menos), con su guardapolvito grisaceo y sus alpargatas con agujeros para ir al colegio; o para tomar el premetro hasta Plaza de los Virrelles recontra hacinadísimos.

Segunda, no menos triste, atrás de la cancha cuerva nos encontramos con el mismo parámetro pero a la décima potencia; y a los niños con guardapolvo se le agregan los "morloks" que salen esta vez de día, quizá luego de una noche agitada, con cara de malos.

Pero pasamos la parte triste y llegamos a Nueva Pompeya, "barrio de tango", por la llamada "Esquina Manoblanca" por un célebre tango que se escribió ahi (suponemos) en Tabaré y Del Barco Centenra. La avenida Saenz con su homónima estación, con sus edificios, trenes, autos y colectivos grises y deslucidos; y con el cielo encapotado a lo londinense lo hace más gris todavía.

Monteagudo, Pedro Chutro, Los Patos, Avenida Caseros y el cuidadísimo hospital de Gastroenterología Dr. Bonorino. Que irónico que a los pobres jubilados que no pueden ni moverse deban subir una escalera que quizá en algún momento lució como mármol que nunca conoció un lustre. Y en la puerta del hospital de gastroenterología el tristemente célebre vendedor de garrapiñadas y su compañero de los mediodías el vendedor de choripanes. Que buen lugar habrán elegido para vender.

Avenida Entre Ríos... notamos que después de Avenida San Juan empieza "el" centro propiamente dicho. Uno se pregunta de donde salieron tan de repente tanta gente y movimientos. Independencia, Belgrano... ¡Rivadavia! y el hermoso monumento de estilo romano que es símbolo del barrio, el Congreso Nacional. Con sus columnas, sus vallas y su cúpula verde... una vez me contaron que de noche se prendía, pero nunca lo vi. Debe hacer mucho.

Y ahora empieza el bullicio máximo donde para hacer 10 cuadras se tarda 25 minutos. Todo el mundo quiere llegar 5 segundos antes que el vecino. Si hay suerte y lo' muchacho' no están manifestando ni acampando ni rompiendo nada. Pero como no hay mal que dure 100 años, ni en el centro mucho menos que dure 100 cuadras, pasando Avenida Corrientes notamos que de repente llegamos al "norte". Lugares bonitos y tradicionales, pintorescos, donde todo el mundo pretende ser muy fino, educado, responsable y serio. Como si enfrente no estuviera el Colegio Normal Sarmieto que tiene riesgo de derrumbe. No se alarme doña, si a su hijo le cae un pedazo de techo en la cabeza será pura coincidencia.

En Callao y Tucumán vive un linyera que es muy gordo, y siempre come choripanes en la puerta de la ostentosa iglesia jesuita charlando con su mejor amigo el policía de la esquina (que también come choripan). El linyera escucha un mp5 colgado al cuello. En Callao y Córdoba vive un señor en la puerta de una panadería que no tiene ni para vestirse, tiene un taparrabos o lo que sea, y cuando hace mucho frío a la mañana se cubre los pies con brea y se hace una pelotita hasta que abre la panadería y dueño -un viejo flaco con cara de pocos amigos- lo echa. Le pasamos por al lado como si no lo viéramos. Debe ser que nos da vergüenza ver los contrastes de la realidad en la misma ciudad.

Hay también varios monumentos. En esa esquina está Cornelio Saavedra, el eterno amigo de las palomas. Y a una cuadra el amigo Marcelo T. de Alvear, junto con el también ostentoso Palacio Pizurno, supuesto Ministerio de Educación donde usualmente se juntan los chicos que se ratean del colegio a hacer un picnic improvisado con unas cervezas.

Pero las personas siguen corriendo por inercia para llegar 5 segundos antes, sin mirar donde están parados y llevándose puesto todo lo que se cruce en su camino, para no perder de nuevo el ramal del cartel verde. Y si otra vez no me para a las 13.25 lo voy a denunciar, porque si yo lo paro el bendito colectivo tiene que parar, o eso me enseñaron en educación vial en la primaria. Bueno total de todo lo que me enseñaron en el colegio, muy poco está reflejado en la realidad del paisaje.




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