23 de mayo de 2010

Una especie de secuela

Perdido de nuevo en el Bosque del Silencio estaba Gaëtan (oración a lo walsh: muy asustado estaba Livraga...) escondiéndose en su nueva identidad. Su esqueleto flaco podía ocultarse tras los árboles de otro dragón, de otra Sophie, de otras personas, otras bestias: otro miedo, pero Miedo siempre es el mismo en esencia. En fin, ella muy astuta y luego de haberse enfrentado a muchos dragones y creyéndose la dueña de la Tierra Media y la mejor guerrera del universo lo encuentra:
- Te estaba buscando pedazo de gil- dijo Sophie soberbiamente. Era una superada.
- Tengo miedo de decepcionarte
- Teniendo a Lancelot atrás, si no me decepcionaste hasta ahora querido...
- No entendés -se sincera-. Me siento inútil, me llena la vergüenza. Sos demasiado para mi. Yo intento 40 veces y no puedo más. Vos movés dos deditos y lográs todo lo que yo no.
Sophie, mirándolo con ternura, se sincera también. Puede ahora ponerse en su lugar aunque no comparta sus ideas. ¿Qué era aquella empatía hacía él? se preguntaba por qué quería que estuviera bien, cuál era su importancia en su vida. En su afan solidario lo aconseja, trata de consolarlo. Prefiere ocuparse del otro antes que escarbar difícilmente las respuestas en su propio interior.
- Eso es una visión parcial. No podés meterte adentro de mi cabeza, no te das una idea lo que me cuesta todo eso. Y vos podés hacer tantísimas cosas que yo no. Por ejemplo, yo soy buena con el arco, vos con la espada. No hay que comparar, llegamos a este punto por caminos tan tan diferentes: nuestras batallas, nuestras cicatrices, nuestras heridas son otras. Tomate un mate y olvidate
- No, que asco.
- Un vinacho y a la camucha a jugar al God of War. Vas a ver como mato todos los dragones. Confiá en vos, vas a ver.
- Quisiera entender si sos optimista o ilusa. Yo al principio era optimista, me di cuenta que más era un iluso. Me aburro.
- Sólo Tiempo lo dirá. Vas a ver. Ya vi mucha gente despojada de su armadura. Incluso estás empezando a hacer que me quite la mía. Tanto tiempo te escondiste detrás de ella que te cuesta reconocer tu verdadero ser. Y tu armadura era tan antagónica con tu interior. ¿No te preguntaste por qué el dragón no te quemó?
- No lo vi, no estaba allí.
- Sí estaba ¿sabés? Yo te cuido aunque no te des cuenta. Si te perdés se me hace jodida la cosa.
- Yo puedo cuidarme solo.
- No lo dudo, pero igual me gusta cuidarte cuando puedo. Fortalecete, sacá tus garras y vamos a la aventura, oh yeah. -Se ríe. Gaëtan no entiende el chiste.
- Bueno, lo intentaré. Sino siempre puedo huir.
- No va a hacer falta tontuelo, un vinacho y a la camucha; que está haciendo frío.

Anterior: Parte IX

0 opiniones humanas:

Publicar un comentario

Resúmenes y opiniones del pensamiento humano

Soundtrack


MusicPlaylistRingtones
Create a playlist at MixPod.com