15 de diciembre de 2009

Parte IV

-IV-

Mujer había pasado lo que consideraba aproximadamente un mes en el castillo, acompañada por Cariño y su hermano Pasión, por Seguridad y Contención. Era el tiempo que podía calcular, aunque en realidad sin darse cuenta hubiera perdido la noción: en el castillo, Tiempo transcurría más rápidamente. Era el tiempo que, sus pequeños años le permitían calcular. Años más tarde, se daría cuenta que el tiempo transcurrido no siempre coincide con los ciclos solares y lunares, o con las vueltas de las agujas del reloj.
Se encontraba en una de las situaciones que a su criterio, formaba parte de las más maravillosas de la vida, yacía sobre el césped, contemplando el cielo, disfrutando de una cálida tarde de primavera. En el castillo nunca era invierno. Tenía todo lo que necesitaba allí, pero su felicidad no era completa, aún no había visto a Amor; y nunca se había atrevido a preguntarle a ninguno de sus caballeros, aunque sabía en el fondo que ellos le responderían gustosos.
Cariño, que era su amigo y confidente, llegó a su encuentro, con dos tazas de té.
- Gracias –le dijo Mujer, y bebieron juntos y en silencio.
- Sabía que te gustaría –afirmó Cariño.
- Necesito preguntarte algo
- Lo que quieras, para eso estoy. –esa frase resultaba un poco repetitiva, pero Mujer siempre se alegraba de escucharla.
- ¿Por qué no puedo ver a Amor? –finalmente se había atrevido a preguntarlo, sintió que se sacaba un gran peso de encima.
- Porque todavía te quedan batallas que librar. No es fácil de alcanzar, aunque venciendo a Miedo, Rencor y Venganza has llegado muy lejos. Pero estás aferrada a lo conocido.
- ¿Qué es lo conocido? –inquirió Mujer
- Nosotros.
- Pensé que siempre acompañaban a Amor, y no podría existir uno sin los otros.
- Cierto, pero no siempre somos evidentemete visibles, podrías pensar que no estamos, aunque siempre estamos. Lo conocido es la afirmación de que siempre nos verás junto a Amor, y ¿qué pasaría si no nos ves cuando lo veas a él?
Mujer se detuvo a reflexionar, mientras bebía su taza de té. Una vez más, no tenía ni la más mínima idea de cómo responder a las preguntas que el castillo le planteaba.
- No lo sé –respondió.
- Quiere decir que no estás lista para verlo. Como dije, no es tan fácil alcanzarlo, pero tampoco es fácil controlarlo una vez que se lo tiene. Es un rey rebelde, no sabe de leyes, reglas, o sentido común. Para él todo lo vale. Y el hecho de que te aferres a tu idea de cómo es Amor te hace menos merecedora de verlo. Tiempo al tiempo.
- Entiendo
- Es muy fácil tratar con Amor cuando todo es maravilloso, el verdadero desafío será tratar con él cuando no todo sea tan hermoso. Para eso tienes que librar la batalla contra Duda y la Inseguridad. Una vez que lo hagas encontrarás la manera de lanzarte al abismo de lo desconocido.
- Quiere decir que, por ejemplo, la roca a la que me aferro para no caer, es lo conocido, y ¿debo soltarme? ¿y qué pasará cuando llegue al fondo del abismo? –preguntó Mujer, aterrada.

Parte III

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